A menudo veo en la consulta pacientes con fascitis plantar de años de evolución, que acuden a mí tras haberse realizado una radiofrecuencia en el nervio tibial posterior para «solucionar» su fascitis plantar en alguna unidad del dolor tras años de calvarios y de ausencia de soluciones. Si acuden a mí, es por algo, y es que siguen con dolor a pesar de este tratamiento.
La radiofrecuencia es un tratamiento de neuromodulación que se hace con una aguja. Esta aguja tiene un electrodo especial, que es capaz de generar una “esfera” de energía de radiofrecuencia que altera la señal dolorosa que va por el nervio, consiguiendo una analgesia, sin llegar a curar realmente la enfermedad. Hay que tener cierta precaución al usarla, pues se debe aplicar muy cerca al nervio, pero sin penetrar en él – si lo hacemos puede ser peor el remedio que la enfermedad -.
La variabilidad anatómica es tal que el nervio que da sensibilidad al talón se puede dividir en varios sitios, más proximales o distales, puede tener múltiples ramificaciones y variantes anatómicas y sólo se puede saber este extremo haciendo un análisis de la anatomía por un ecografista experto en ecografía del pie y tobillo, con un aparato capaz de detectar las pequeñas ramificaciones nerviosas. Saber esto sin hacer la prueba de imagen, sería como saber si una persona es rubia, morena o pelirroja, su color de ojos y su estatura sin verla ni saber nada de ella.
Además, la fascitis plantar tiene tratamiento propio, a veces requiere intentar muchas cosas, pero con las terapias biológicas son pocas las que no se curan, teniendo la cirugía como último y eficaz recurso. También, ante fascitis que son resistentes al tratamiento médico, se debe siempre sospechar un atrapamiento nervioso, como un síndrome del túnel del tarso, un síndrome de Baxter u otras compresiones. Si se hace una radiofrecuencia, se consigue acertar en el nervio si usar ecógrafo, y resulta que tenemos una compresión del nervio, puede que reduzca temporalmente la intensidad del dolor, volviendo este al tiempo y quizás, cuando vuelva, el nervio ya tenga un daño definitivo que no hay cirugía que pueda solucionar – hay unos 10 años de margen para solucionar una compresión nerviosa-.
Por todos estos motivos:
- Si tiene dolor de talón ponga nombre y apellidos a su enfermedad: fasciopatía plantar, síndrome del túnel del tarso, síndrome de baxter, daño en la grasa plantar, tumor…
- No haga ningún tratamiento invasivo sin guía ecográfica, puede estar gastando su dinero, tiempo y salud para poner una medicación o producto medicamentoso en un lugar erróneo.
- No se deje tocar ningún nervio sin visualización en tiempo real de la aguja.
- No se deje hacer una radiofrecuencia si tiene una fasciopatía plantar sin afectación del nervio. Sería como si le duele la cabeza y eliminamos la sensibilidad de esta, sin solucionar el motivo.
- No se desespere, su problema tiene solución. LO MÁS IMPORTANTE SIEMPRE ES UN DIAGNÓSTICO CERTERO.